Estamos viviendo momentos de pandemia, pero también de pandemia informativa, si bien no podemos negar que lo sucede con el coronavirus es serio y mucha gente está muriendo, también debemos ser conscientes de la calidad y la cantidad de información que queremos recibir para evitar un efecto nocebo de la pandemia que nos conduzca a un estado de miedo, estrés o pánico, que incluso puede llegar a bajar nuestras defensas y exponernos más al contagio que tanto tememos.
¿Es posible que el miedo a contraer la enfermedad nos haga más daño que el propio virus?
Si estamos pensando todo el tiempo en que todavía no existe una vacuna, en que podemos morir nosotros o nuestros seres queridos, en que el sistema de salud no está preparado para atendernos a todos, y además estamos escuchando varias veces al día los noticieros con las estadísticas de cada vez más contagiados y enfermos, estaremos creando un caos en nuestra mente y en todo nuestro sistema, que aunque nos aislemos y no contraigamos el virus, nos podemos enfermar de otra cosa.
El poder de la mente en la salud está demostrado científicamente, aunque la mayoría de los profesionales en salud, ignoran la importancia de estos resultados y enfocan la curación de las enfermedades exclusivamente a la industria farmacéutica.
En realidad, el efecto placebo es una demostración de lo que el pensamiento positivo y la mente pueden causar sobre nuestro cuerpo y en general sobre la materia.
El Dr. Joe Dispenza, en su libro "El placebo eres tú" nos asegura que todos estamos en la capacidad de experimentar curaciones milagrosas gracias al efecto placebo. Que las células de nuestro cuerpo se renuevan constantemente y por lo tanto las enfermedades son la excepción y no la regla.
Podemos decir que, cuando la gente se cura tomando una pastilla de azúcar, creyendo que está tomando medicina; queda demostrado que el cuerpo humano puede producir dentro de sí, todas las sustancias que necesita para su autocuración.
Si esto hace el pensamiento positivo en nuestro cuerpo, es lógico pensar que el pensamiento negativo, actúa de la misma forma, pero con resultados adversos para nuestra salud, esto es lo que conocemos como efecto nocebo.
El efecto nocebo de la pandemia del coronavirus
El efecto placebo y nocebo inducen a nuestro cerebro a producir sustancias neuroquímicas, que varían dependiendo de nuestros pensamientos más recurrentes y nuestras emociones.
Estos neuroquímicos son los verdaderos fármacos que nuestro cuerpo desarrolla para auto curarse o enfermarse, ya que inciden directamente en el funcionamiento de nuestras células, sistemas y órganos.
Así como el efecto placebo puede crear verdaderos milagros en nuestra salud y remitir cualquier enfermedad "incurable"; el efecto nocebo de la pandemia y la saturación de información y noticias negativas, puede llegar a llevarnos a desarrollar cualquier enfermedad grave y amenazar incluso nuestra vida.
En la actualidad la humanidad está siendo sometida a una epidemia de miedo, que puede llegar a causar más muertes que el propio virus.
La mente humana es muy poderosa, cuando nos enfocamos en pensamientos positivos nuestro sistema inmune se fortalece y, por el contrario, si en este momento nos llenamos de toda la información negativa que abunda en redes sociales y medios de comunicación, aunque intentes mantenerte positivo, tu subconsciente estará diciéndote que debes estar preocupado y que hay una amenaza acechándote.
En estos momentos difíciles, es cuando debemos sacar todo nuestro potencial y practicar todo lo que hemos leído y aprendido intelectualmente; debemos ser fuertes mental y emocionalmente, para escoger solo la cantidad de información necesaria para cuidarnos y enfocarnos en pensamientos positivos; en un futuro próspero y armonioso.
Recordemos que todo es pasajero, que debemos cuidarnos y cuidar a nuestras familias, mientras tanto podemos aprovechar el tiempo para fortalecernos, para aprender y sobre todo para practicar nuestra fortaleza emocional y ser un apoyo positivo para los nuestros y no por el contrario, ser generadores de más ansiedad y miedo.
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