La
mayoría de las personas no son conscientes de que el poder de la oración mueve
constantemente los acontecimientos del mundo. La oración como nos enseñó Jesús
es una comunicación directa con el Padre y crea un vínculo bastante estrecho
con él; podemos hacer uso de ella en cualquier momento y para cualquier tipo de
problema.
La
oración es la llave maestra para abrir cualquier puerta, no hay ninguna
situación que se resista ante está llave utilizada correctamente.
El poder de la oración
Todos
podemos orar, porque es un acto natural, un diálogo interno con nuestro Ser Creador, una conversación que debe ser sincera,
pero que además debe tener algunos elementos que hacen que sea eficiente y que
logremos el propósito de lo que estamos pidiendo:
- No se trata de repetir frases o palabras, estas repeticiones automáticas no llegan a nadie y no están cargadas de sentimiento ni energía. Podemos orar utilizando frases u oraciones escritas por otras personas, pero en este caso debemos hacerlas nuestras, y hacerlas con todos nuestros sentidos puestos en las palabras que estamos elevando al Padre, con sentimiento, y si es el caso, podemos cambiar palabras, para que se acoplen a nuestra situación particular.
- El poder de la oración está en la fe, pero no una fe sin conocimiento, porque este tipo de fe es muy débil, con la primera apariencia de algo negativo, vienen las dudas y la fe se derrumba; debe ser una fe que provenga del entendimiento, que este sostenida en el conocimiento de las leyes del universo; ante este tipo de fe no hay duda alguna, porque el ser no le da importancia a las apariencias y sabe con toda certeza que su petición ya está en camino. Este tipo de fe es la que vence cualquier duda y hace que las cosas ocurran. Si queremos que nuestras oraciones sean respondidas y saber por qué algunas veces no lo son, entonces, debemos buscar el conocimiento por nosotros mismos, no podemos recibir respuestas a través del conocimiento de otras personas.
- Mientras estamos orando debemos utilizar la imaginación para crear en nuestra mente la imagen de lo que estamos pidiendo, como si ya lo estuviéramos disfrutando. Hacer una petición con palabras y estar pensando en ese momento en lo opuesto, no puede traer ningún resultado positivo. Es como echar monedas en una alcancía con un agujero en el fondo. Debemos apartar de nuestros pensamientos los acontecimientos que no deseamos o que queremos que cambien.
- La oración se debe hacer con respeto, y es importante que el entorno en el que oremos este limpio, tranquilo y agradable, ojala silencioso, pero debemos apartar las creencias y condiciones que a veces nos quieren imponer, cuando nos piden compartir una oración determinada cantidad de veces a cambio de no recibir maldiciones, u otro tipo de conductas que no tienen nada que ver con el verdadero propósito de la oración.
- Las peticiones que se eleven mediante la oración, deben ser nobles, sin que su cumplimiento perjudique a nadie, pero si podemos perfectamente pedir por los demás.
- Se debe orar con el corazón lleno del gozo de saber que se está siendo escuchado, y no con melancolía y tristeza.
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El poder de la oración con fe - Ley de atracción
Podemos
tener la certeza de que hemos orado correctamente, y utilizado el poder de la oración, cuando mientras lo hacemos
nos embriaga un tremendo sentimiento de gozo y de comunión con ese Ser Divino,
y esta sensación se mantiene por mucho tiempo después de la oración.
La oración realizada de esta forma impregna de poder a la persona que la práctica e incrementa su fe cada vez más.
"Si oras hasta que el éter arda con la llama de tu oración, hallarás a Dios". Paramahansa Yogananda
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